5.05.2008

EL VIAJE





Hoy empiezo un nuevo blog de viajes, o debería decir viejo ya que data de un viaje realizado en el año 2003.
Lo bueno de escribir un blog nada más finalizar un viaje, es que te acuerdas de todo al detalle. Pero escribirlo cuatro años después me va a resultar un poco difícil, sobre todo en cuanto a detalles útiles que pueden servir a otros viajeros. Espero solucionarlo consultando algunos papeles y videos que tengo por ahí.
De todas formas lo que sí estoy seguro de transmitir, son las 10.000 sensaciones que vivimos en aquel verano del 2003 que todavía puedo revivir y oler como si allí estuviera.



En la Navidades del 2002-03 me puse a indagar por mi cuenta sobre las posibilidades de hacer un viaje a Ecuador y sus maravillosas islas Galápagos. Estuve mirando toda clase de páginas web, informandome de vuelos intercontinentales y vuelos internos de Ecuador, posibilidades de realizar un crucero por las islas, hoteles en Quito, Riobamba, trenes, peligros, vacunación …
Después de mucho trajinar por la Web y ante la curiosidad de Marga (mi mujer) por mis horas muertas en el ordenador siempre con el mismo tema, tuve que confesarle mis intenciones. Tras unas cuantas conversaciones vimos que era un viaje factible, por supuesto requería un ritmo tranquilo dada la edad de nuestros peques: Miguel, el mayor de 10 años el mismo día de la salida (7 de Julio), Pablo 7 años, y Hugo 14 meses.
La verdad es que con Hugo tuvimos suerte, ya que dada su tranquilidad, cuando se sentía cansado se dormía en cualquier lugar. Este viaje nunca lo hubiéramos podido hacer si el que viajara con esa edad hubiera sido Pablo. Pablo a su edad era nerviosismo y hasta los tres años no durmió de un tirón ni una sola vez, despertándose una media de 5 veces por noche.
Por el contrario Hugo a esa edad era un niño muy tranquilo, y los vuelos se los pasó durmiendo como un bendito.
En nuestros viajes anteriores al nacimiento de los peques, siempre habíamos visto a los nórdicos, alemanes, australianos y algunos otros viajeros foráneos como viajaban con sus peques por todo el mundo.
Por supuesto este tipo de viajes requiere cierta disciplina para que todo salga bien, así que planificamos al máximo el recorrido,
En nuestro entorno nos tacharon poco menos que locos. ¿Qué donde íbamos con unos niños tan pequeños? Que once horas de vuelo era un salvajada, que si nos raptaban a los niños, en fin todo un sin fin de argumentos ante los cuales no nos dejamos amedrentar. Nosotros ya habíamos comprobado alguna vez que no hay viaje más cansado que irse a Zahara de los Atunes (Cádiz) desde por ejemplo Madrid, en coche, donde apenas tienes movilidad y te achicharras incluso con aire acondicionado.
Esto comparado con once horas de vuelo con algunas de sueño en medio y otras tantas de películas aderezado con una buena planificación y descanso previo y el aliciente de volar para los niños, transformaban la experiencia en algo entretenido, como así resulto ser.

2 comentarios:

Alicia dijo...

Felicidades, menudo trabajazo que has hecho haciendo el blog. ten por seguro que aprovecharé la información para viajar con mis peques.
gracias

Anónimo dijo...

Hace poco tiempo tuve la oportinidad de ser parte de ese grupo privilejiado que hacen viajes a Ecuador y disfrutar de estas maravillas como las que escribes!

Espero volver de nuevo a Ecuador y conocerlo mucho más que en mi primer viaje!

Saludos
Sammy